Astor Mogetta tenía 6 años cuando empezó clases de guitarra. Sin darse cuenta, junto a su profesor Lautaro Barceló, comenzaron a componer las canciones que conformarían su primer disco, Terremoto. En esa producción no estuvieron solos: distintos artistas de La Plata se sumaron al juego colectivo, lo que dio origen a As y la Masa Atómica.
A su corta edad, Astor tocó en diferentes espacios platenses y se convirtió en parte de la agenda musical local. Incluso Santiago Motorizado decidió reversionar "Las Montañas", un homenaje al pequeño artista. Cuando todo apuntaba al futuro, la banda decidió tomarse un impasse que duró 11 años.
Hoy, Astor creció: estudia abogacía y es profesor de básquet. Sin embargo, este sábado 12 de abril, As y la Masa Atómica volverá al origen con un único recital, repleto de emoción, reencuentro y música. Las entradas pueden adquirirse a través de AlPogo.
Antes de su presentación, Astor conversó con El Editor Platense sobre el regreso de la banda, el desafío de reinterpretar aquellas canciones y cómo fue producir un disco siendo tan chico.
—¿Cómo vivís la vuelta?
—Para mí siempre fue un juego, y un poco lo que vamos a hacer este fin de semana es volver a jugar. Yo no hago música ni me considero músico ni nada parecido. Me divierte mucho tocar la guitarra, cantar... soy ese pesado que en las juntadas saca la guitarra. Creo que el músico fue ese niño, y me encanta insistir con la idea de que lo que sigue siendo importante son las canciones. Hoy estoy en otra, y el resto de los integrantes también tienen sus proyectos. Pero sí, disfruto muchísimo jugar a As y la Masa Atómica. Para mí es una fantasía, y me encanta en ese sentido.
—¿Cómo fue grabar a esa edad?
—Terremoto, el primer disco, se grabó en la casa de Lautaro Barceló, que fue quien me enseñó todo. Con él compusimos la enorme mayoría de las canciones. Obviamente, muchas melodías y armonías fueron también muy suyas. Era mi profe de guitarra en ese momento, pero las clases terminaron convirtiéndose en composiciones. A los 5 o 6 años, fui a grabar esas canciones escritas en una hoja, y las cantaba leyendo. Lautaro me daba el micrófono inalámbrico y yo me ponía a dar vueltas, corría por todos lados. Así están en el disco: artesanal y casero.
—Sin embargo, no estuvieron solos.
—No, para nada. Se sumaron porque les parecía divertido. Fue un gran juego colectivo: uno hizo la tapa del disco, otro lo editó, otro grabó las voces, otro las mezcló. Todos me dejaban tocar con ellos. Así se dio ese juego que sigue presente y que vuelve este sábado.
—Qué importante cómo te dejaron explorar tu creatividad.
—Sí, estoy súper agradecido. Creo que fueron muy inteligentes. A muchos chicos les enseñan desde la teoría, y ese no fue mi caso. As y la Masa Atómica es una banda con un profundo sentido de la diversión, tanto para mí como para quienes vienen. Es disfrutar de los amigos, de la familia, y usar la música como excusa para reunirse.
—¿Cómo fue la reversión de Santiago Motorizado?
—La canción que replicó el Chango… en ese momento era uno de nosotros, de verdad. Lo sigue siendo ahora, pero en ese entonces era alguien súper cercano. La primera vez que fui a ver a El Mató, mi banda favorita hasta hoy, fue en Plaza Malvinas. Éramos unas 40 personas, muchas ni habían pagado. Era una banda más de la escena nuestra. En ese contexto, Santiago tuvo la enorme generosidad de regalarnos esa versión. Para mí es increíble.
—¿Te pasó algo similar con otros artistas?
—Sí, también me invitaron músicos que valoro muchísimo, como Ramiro “El Mister”, que va a cantar el sábado algunas canciones suyas que nosotros versionamos. Era gracioso cómo en ese momento yo andaba cantando y terminé en un disco suyo. Para mí eso es un montón. Patas de Rana, que es la banda que abre el evento, también me acompañó muchísimo. Me siento muy querido. Tengo ganas de revivir eso un rato.
—¿Cómo fue revivir esas canciones?
—Pienso mucho en El Mató, me encanta su primera época, cuando tenían canciones con una sola estrofa que se repetía y terminaba siendo algo increíble. En este show recreamos temas con una estrofa y dos acordes, y hubo que adaptarlos para una banda de gente adulta. Ese fue el desafío, y un poco me apoyo en esa idea.
—Va a ser una noche nostálgica para muchos.
—Re, sí. Más de una persona me dijo: “Voy a ir, pero voy a llorar”. Pero pasa. Vamos a jugar con la nostalgia, pero no de forma negativa. Nuestras canciones son súper festivas. Ayer, hablando con Bruno, el guitarrista, decíamos que las letras de As y la Masa Atómica deben ser de las pocas que no hablan de chicas, ni de amor, ni de estar tristes o felices. Hablan de destrucción, de rock, de amistad, todo con una mirada muy inocente. Es un viaje en el tiempo donde me voy a permitir jugar.
—¿Qué esperas para este sábado?
—Que la gente se anime a jugar con nosotros.
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