El sol da directamente sobre su rostro. Ilumina aún más su sonrisa, ese gesto que se despierta cada vez que ve una cancha de tenis. Ámbar, como el color de esa piedra semipreciosa: naranja amarronado, aunque también hay variedades amarillas o color miel. Ámbar, como ese color parecido al lugar que más disfruta pisar: el rectángulo cubierto con polvo de ladrillo. Ámbar Corbalán Miranda (14), esa tenista que brilla por su pasión, dedicación y amor por jugar al tenis.
Su historia es atrapante. Mientras podemos verla jugar en las canchas de Gimnasia, en el bosque platense, destacándose como la mejor tenista argentina en la categoría sub-14, atrás de esos golpes, ganas y valentía hay un poder que la envuelve. Sus papás tienen trabajos independientes: ella hace feria americana mientras que él es jardinero, “hace changuitas”. “Vivimos el día a día, y con lo poco que se puede llegar a juntar es para cuando ella tiene que ir cada dos meses a torneos Nacionales o Regionales. Se hace mucho más difícil con los Sudamericanos o jugar afuera, y lo que hacemos es pedir ayuda, golpear puertas”, contó Natalia, mamá de Ámbar, en esta interesante entrevista para El Editor Platense.
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Inicios y amor por el tenis
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Corbalán Miranda está en el primer lugar del ranking argentino femenino de la categoría sub-14, como en su momento le pasó a Lourdes Carlé o también a Tomás Etcheverry -platense y entre los mejores 35 del mundo-. Y no solo lleva el tenis en sus muñecas, sino también en la sangre. “Me encanta jugar en polvo de ladrillo, el césped es para las vacas”, tiró, parafraseando al gran Guillermo Vilas, ni más ni menos y habiendo nacido 52 años después de él.
“Empecé gracias a mi mamá, en la República de los Niños cuando tenía 8 años: había una escuelita municipal de tenis, descubrieron mi talento y desde ahí me becaron. Yo vivía a 10, 15 cuadras de ahí”, recordó, en el inicio de este interesante mano a mano a metros de las tribunas del Juan Carmelo Zerillo.
¿Siempre tenis? “No, primero arranqué con patín y luego me fui yendo a gimnasia artística”, reconoció. “Y me hicieron elegir (risas), ‘qué preferís’ me preguntaron, y elegí el tenis, ja”, continuó. “El tenis es como la vida, me gustó muchísimo más. Es como que sos vos solo, también en la artística, pero me gustó muchísimo más”, siguió.
A Ámbar la lleva su papá, o a veces su tía en auto. “Los lunes, miércoles y viernes vengo a Gimnasia desde las 8 y media de la mañana hasta las 6 de la tarde. Hago doble turno. Gimnasio primero, luego tenis, me quedo en la oficina hasta las 3 y vuelvo a tenis”, detalló. ¿Y la escuela? En estos casos, y siendo común en varios deportes cuando hay talento, la hace virtual. “Hace un año que estoy así, desde este. Y de las materias me gustaba matemáticas pero ahora me incliné por biología”, aseveró.
“Golpear la pelota me da felicidad”
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¿Quién nunca deseó algo? ¿Quién nunca logró plasmar esos sueños de noche en realidad? Del dicho al hecho puede que haya un gran paso, o pequeño, dependiendo lo que se busque. Estando en el mundo del tenis y queriendo avanzar hasta el escalón profesional, Ámbar tiene como objetivo más grande “ganar un Roland Garros”.
“¿Mi sueño? Llegar a poder jugar torneos profesionales, me encantaría ser top 10 del mundo y llegar a ganar un Roland Garros. Y después puede ser el Australian Open”, sostuvo, con una sonrisa de oreja a oreja como cuando ve a una pelotita amarilla picar en el polvo.
“Naomi Osaka es mi favorita, y de las argentinas Lourdés Carlé es muy buena”, indicó sobre sus referencias, haciendo mucho énfasis en la ganadora de siete títulos WTA -cuatro Grand Slams- y exnúmero 1 del mundo (2019). “De los chicos también Etcheverry me gusta, pero en lo más alto no estoy tan metida”, cerró.
Cortitas y al pie: su golpe favorito es la derecha; juega unos 20 torneos al año y le gusta que la acompañe su profe; pica seis veces la pelota antes del saque y tres para el segundo; la cancha, para ella, es como su patio, “siento mi vida”. “Golpear bien me da felicidad; golpear mal puede pasar, no pasa nada, ‘vamos el próximo me digo’”.
“Que llegue a cumplir su sueño”
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“Cada vez hace más difícil, pero no es imposible: queremos que ella llegue a cumplir su sueño de ser profesional y jugar al tenis”, puntualizó su mamá, agradeciendo el trabajo de su profesor (Cristian Rodríguez), de Gimnasia y de Martín Pujol asesorándola, además de amigos cercanos (como Cristina, su “tercera abuela”).
¿Qué la hace especial? Además del talento y el amor que provoca en sus más cercanos, ella hace fácil lo difícil. Ella se divierte, ella juega. Ella juega al tenis, y jugar es lo más hermoso que nos puede pasar. Jugar, el mejor verbo sin importar el tiempo. Jugar, tan lindo como cuando recibís la luz del sol en la cara. Una pulsera que dice ‘Vive tus sueños’.
Fotos: Marina Espeche
Ubicación: Canchas de tenis Gimnasia y Esgrima La Plata
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