En el corazón de La Plata, una familia trabaja incansablemente para cumplir el sueño de Sebastián Perret, un joven piloto de karting de 14 años que deslumbra en la pista y apunta alto: llegar a la Fórmula 1. Sin embargo, el camino no es fácil.
Entre sacrificios económicos, esfuerzos familiares y la falta de infraestructura local, la historia de Seba es un reflejo de la pasión y los obstáculos que enfrentan los talentos emergentes del automovilismo argentino.
El joven corre en karting y ha demostrado condiciones de sobra para ser considerado en el alto nivel. “Cuando lo ven correr, aplauden, se vuelven locos”, cuenta su madre, Sole, con orgullo. Su ritmo en la pista es preciso, manteniendo tiempos de vuelta con diferencias mínimas, un sello de calidad que ya llama la atención de pilotos experimentados.
Desde los tres años, cuando veía la película Cars en loop y jugaba con sus Hot Wheels, su destino parecía marcado. “Siempre a fondo, siempre adrenalina”, recuerda Sole, quien junto a su esposo, un técnico electromecánico, ha volcado todos sus recursos para apoyar a su hijo.
El objetivo inmediato es claro: subir a la Fórmula Metropolitana o la Bonaerense, un paso crucial para su carrera. Pero los costos son abrumadores.
Una prueba en un auto de fórmula cuesta alrededor de 2 millones de pesos, sin contar posibles daños que incrementarían la factura. Además, la familia sueña con que Seba realice un curso de piloto de fórmula en Argentina, valuado en 3000 dólares, que incluye pruebas y herramientas clave para su formación.
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Sebastián Perret tiene hasta su remera, un fenómeno dentro y fuera de la pista
Julián Martínez
Para financiar este sueño, la familia organiza un festival y busca patrocinadores, ya que los recursos propios no alcanzan. Actualmente, cuentan con el apoyo de dos familiares y Fangio Footwear, que les provee botas de competición. Sin embargo, los gastos son constantes: un karting nuevo, reparaciones, traslados y hasta un auto familiar recientemente comprado tras un robo de herramientas que complicó aún más la economía familiar.
Dicho festival será el próximo 17 de mayo en el Complejo Tercer Tiempo en 56 entre 17 y 18.
El día a día de Sebastián Perret
Sebastián, por su parte, lleva una vida de adolescente con una rutina intensa: escuela, simulador, estudio y algo de tiempo para amigos. “Me despierto, voy a la escuela, como algo, entreno en el simulador dos horas, hago tareas y después me relajo”, detalla.
En La Plata, una ciudad más enfocada en fútbol o básquet que en automovilismo, ser piloto no es sencillo. La falta de un kartódromo local obliga a viajar a circuitos como Victoria o Zárate para entrenar, un gasto adicional.
Cerrando la charla, el foco estuvo puesto en el horizonte ambicioso para el chico: una prueba en Italia, cuna de escuelas de Fórmula 1 y GT que podrían apadrinar su talento. “Si llegás a Europa, te sacan rápido para sus programas de jóvenes promesas”, explica Sebastián, consciente de que cada paso cuenta. Por ahora, la familia apuesta todo a 2025, un año que consideran decisivo.
Con tres campeonatos ganados el año pasado, Sebastián no solo corre contra el reloj en la pista, sino contra las limitaciones económicas y logísticas. “Nuestro objetivo es que no tengamos que sacrificar tanto como familia y que él pueda seguir subiendo”, cierra Sole, con la esperanza de que el apoyo de la comunidad y nuevos sponsors los acerquen al sueño de ver a Sebastián brillar en el automovilismo.