En un momento bisagra donde la ficción argentina está obligada a barajar y dar de nuevo, Federico D’Elía no dudó en mostrarse crítico en reiteradas oportunidades, entendiendo que la industria necesita debatir nuevos consensos para poder volver a conquistar a los hogares como sucedió tiempo atrás.
En diálogo con El Editor Platense, el actor nacido en La Plata habló sobre su reciente trabajo “Un León en el bosque”, la falta de discusión en el medio, la polémica sobre el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y, por supuesto, el regreso de Los Simuladores, serie que conquistó al público más de 20 años atrás.
- Fue un año raro, me parece. Desde lo laboral, fue bastante quieto. Grabamos y ya salió al aire “Un león en el bosque” que nos está dando muchísimas alegrías. Desde lo personal, a veces se tiñe con lo laboral. Estoy bien, pero entiendo que no fue uno de los mejores años. No lo vinculo ni a lo político ni a nada, hablo sobre lo que me pasó a mí.
-¿Cómo fue la repercusión de “Un león en el bosque”? Nombre llamativo para los platenses
-Yo sabía de qué se trataba la serie pero dije “estos me están cargando”. Fue una grata coincidencia. Se trató de un proyecto hermoso, muy humano y especial. Trata sobre el autismo, en las familias y cómo repercute en la sociedad en general. Se abrió una puertita que quizás no se abrió nunca. Estas cosas hacen bien.
-Vos comentaste que sabías poco sobre el tema ¿Cómo fue el aprendizaje?
-Creo que el respeto es fundamental para todo. El problema es cuando no se habla. Muchas veces nosotros mismos nos ponemos más a la defensiva, sobre todo en esta época que atacan rápidamente cuando te equivocas con algo. Hay ciertos temas que vale la pena equivocarse. También me di cuenta que con muy poco podés hacer muchísimo. Y este tipo de cosas nos hace crecer a todos.
-Te has caracterizado por hablar justamente
-Nosotros nos metemos en un quilombo cuando somos tan críticos y no permitimos la expresión del otro. De alguna manera nos pasa algo de “esto no lo digo porque me van a atacar”. En la era de la comunicación estamos cada vez más incomunicados por miedos, represalias, por la violencia en que utilizan algunos las redes sociales. Puntualmente lo que dije sobre los turcos en el Martín Fierro, fue una crítica interna. Para el medio, para poder ponernos de acuerdo y charlar sin ideologizar las cosas. De verdad siento que hay muy poca vocación de arreglar las cosas. Tenemos ganas de tener razón y nada más alejado. La democracia tiene que ver con eso. Es hermoso que no pensemos todos de la misma manera y poder enriquecernos porque siempre en algún punto nos vamos a encontrar. En cuestiones como estas, es insólito que no lo hagamos. Así nos está yendo.
-¿Antes era tema de debate público cómo se financiaban los proyectos?
-Creo que en general estamos hablando mucho de la política, muy metidos en eso. Las redes cargan bastante la cuestión, creo que antes no era tan así. Quiero decir, está bueno que se hable de dónde viene y a dónde va, sentarse y entender. Cuando te tiran datos concretos, como por ejemplo, que había un 80% de la guita que entraba que iba a parar a sueldos de los empleados, vos decís “es medio ridículo”. Yo me enteré ahí. Si es así como dicen, es un despropósito, está bien revisarlo. Pero después querer cerrarlo o desfinanciarlo me parece una estupidez. Es falso decir que un actor se va a hacer rico con el Instituto, no te da mucha plata y cuando te llega, se reparte en un montón de cosas. En el medio generás un montón de cuestiones que no están vinculadas al actor y director, como catering, transporte… Hay un montón de aspectos que funcionaban bien.
-Hay varias versiones de cómo surgió la idea de hacer la película de Los Simuladores
-La película surgió por nuestro deseo y el de la gente que tiene ganas de ver algo más de Los Simuladores. Un día nos juntamos y nos propusimos ponernos de acuerdo para darle el gusto al público que nos sigue desde hace más de 20 años. No tiene que ver con el contexto actual como se dijo. Yo creo que la serie estuvo muy adelantada con el formato porque calza perfecto como serie en cualquiera de las plataformas. Arrancó de una manera muy cinematográfica, con una producción grande e inusual en esa época para ser un canal de televisión. Es más, nos decían todo el tiempo que era un disparate porque cuando los otros tardaban cuatro días en hacer un capítulo, a nosotros nos tomaba 15. Damián Szifrón fue un adelantado.
-Y los temas también eran adelantados para la época
-Lo eran. Para mí, por eso también trasciende y seguimos hablando de 24 capítulos que armamos hace 20 años. Se tocaban temas que hoy están en agenda con un nivel de rigurosidad enorme que en aquella época no te animabas a entrarle mucho. Por eso, que haya ficciones es algo positivo porque sirve como un vehículo para hablar de todas las problemáticas y hacerlo más sencillo. Damián tiene esa virtud. Logró tratarlo hasta con cierto humor. Además, el espectador siempre se sintió un simulador porque todos los problemas que tratábamos le tocaban a todos. Algunos más, otros menos, pero cosas que estaban ahí al alcance de la mano.
-¿Cómo te preparás para volver a interpretar a Mario Santos?
-Me preparo como me preparé para hacer el programa. Hay un punto donde es casi resignación porque sé que es difícil. Por suerte, más allá de la exigencia, Damián es un tipo que genera buenos climas de laburo. Esa tranquilidad uno la sigue teniendo. Pero sí, seguramente voy a tener monólogos enormes con un lenguaje que yo no hablo, todo en planos secuencia. Eso es parte del laburo. Sé que como premio tengo el resultado. Cuando lo terminas, lo ves y decís “valió la pena”, algo que a veces no pasa.
-¿Qué proyectos tenés para el año que viene?
-Voy a hacer una obra de teatro en el Complejo La Plaza que creemos que se estrenará en abril. En el elenco estará Diego Peretti, lo dirige Javier Daulte. Estoy muy entusiasmado con el proyecto.
-¿Qué significa La Plata?
-Tuve muchos lugares de pertenencia, que de alguna manera u otra fueron parte de mi vida, de mi crecimiento y de mis recuerdos. Mi infancia y adolescencia estuvo marcada por el deporte y son lugares que quiero. Los olores, el aroma de los tilos…Y, por supuesto, mis amistades. Es una ciudad que me gusta mucho y quiero un montón. También la veo medio detonada hace tiempo, pero la amo y va a estar conmigo siempre. Es mi casa la ciudad de La Plata.
Foto de tapa: Alessia Maccioni (La Nación).