Ladrón que
roba ladrón tiene mil años de perdón… así reza el refrán popular. Y es que el Museo
Británico, ubicado en Londres tiene la mala fama de obtener piezas de distintas
partes del mundo con dudosos manejos, sufrió una serie de robos que terminaron
en la renuncia del director, Hartwig Fischer.
En la
última semana, el Museo Británico confirmó irregularidades en el sistema de
seguridad, lo que permitió una seguidilla de robos y destrozos de importantes
piezas. Según informaron, se trata de más de 2000 piezas de arte que ya no están
las colecciones.
La mayoría
de los objetos desaparecidos eran "pequeñas piezas guardadas en un
almacén" de una colección. Entre ellas hay joyas de oro, gemas de piedras
semipreciosas y cristal que datan del siglo XV a.C. al XIX d.C. Ninguno de los
objetos había estado expuesto al público recientemente.
El Museo
Británico, fundado en 1753, es uno de los más conocidos y prestigiosos del
mundo. Su exposición de impresionantes objetos históricos, como la Piedra
Rosetta y las esculturas del Partenón, atrae regularmente a visitantes de todo
el mundo.