La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner sacudió el tablero al plantear la necesidad de reformar la Constitución Nacional con cambios en materia judicial y electoral, un debate que se mantiene aún en lo hondo y la flamante presidenta del Partido Justicialista (PJ) busca llevarlo a la arena pública en el corto plazo. La líder opositora ya trabaja en un informe sobre la Constitución del 94, a 30 años de su sanción, que sería el puntapié a la discusión de nuevos cambios en la Carta Magna.
“Hay que reformar la Constitución”, dijo CFK días atrás en una entrevista. Sin vueltas, la dos veces presidenta subrayó que debería modificarse el período de elecciones para que sean cada cuatro años, en lugar del sistema actual que contempla elecciones legislativas cada dos años. A su juicio, este esquema resulta ineficiente y necesita ajustes. CFK entiende que los cambios que se realizaron en la última reforma constitucional en 1994 “quedaron acotados al tema de la reelección” y consideró que “fue un acuerdo de gente que se desconfiaba entre sí”.
“Fue importante incorporar algunas cláusulas, pero lo que Alfonsín buscaba era un reformismo y atenuar el sistema presidencialista. ¿Lo logró? A mi criterio, no. La Argentina es hiperpresidencialista y a los resultados me remito”, manifestó.
Y en la misma línea, sentenció: “La elección de cuatro años le da al presidente una intensidad muy fuerte, la incorporación de los DNU (que antes eran excepcionales) ya adquirieron un trámite parlamentario más”.
El planteo del empoderamiento presidencial del liberal fue de la mano con una dura crítica al Poder Judicial por el -según entiende- acompañamiento en silencio a las decisiones de la administración de Milei: “No hay en la historia un DNU que derogue 80 leyes y que modifique otras 300 (…) ¿Qué dijo la Justicia? Absolutamente nada”.
La relación entre CFK y la Justicia no es la mejor desde hace casi una década. En 2019, la aparición del término “lawfare ” (guerra judicial) en boca de la exmandataria generó un quiebre y marcó el inicio de una contienda que fue in crescendo con el correr de los años. La Corte Suprema de Justicia se convirtió en uno de los principales “enemigos” K.
“¿Es moderno que alguien que puede decidir sobre tu vida, tu libertad y tu patrimonio, una vez que es nombrado dure toda la vida?”, se preguntó y recordó que las Fuerzas Armadas antes del retorno de la democracia, en 1983 no pasaban por la justicia civil. “¿Te acordás lo que ocurría con las Fuerzas Armadas que se juzgaban a sí mismas? Eso ya no pasa. Pero esto pasa en el Poder Judicial. (Los jueces) se juzgan a sí mismos. Es algo muy corporativo”.
“Es una rémora monárquica en uno de los poderes del Estado”, afirmó, aunque no profundizó en la posibilidad de que los jueces sean elegidos mediante voto popular.
Otro que recibió munición pesada fue el Consejo de la Magistratura, al que acusó que “politizar la Justicia como nunca se vio en la historia”. “El grado de mala politización que tiene hoy el Poder Judicial es producto de la introducción del Consejo de la Magistratura”, sentenció.
Sistema de enmiendas
“Hoy los números (para una reforma constitucional) no están pero la necesidad de reformarla, sí”. CFK sabe que el panorama político para avanzar con sus pretensiones es adverso, entre otras cosas, por el complejo camino que significa debatir una modificación sobre la Carta Magna, cosa nada menor.
La Constitución Nacional puede modificarse de forma parcial o total. Para ello, es necesaria una ley del Congreso dictada por una mayoría especial que declara la necesidad de la reforma y qué partes se van a modificar; luego la convocatoria a una Convención Constituyente cuyos integrantes deberán ser elegidos por el pueblo.
“Que cada vez que se quiera reformar la Constitución haya que lograr los dos tercios del Congreso para convocar a una convención y a elecciones para convencionales es algo que no pasa en ninguna parte del mundo”, cuestionó Cristina Kirchner y pidió avanzar a un sistemas de enmiendas como el que se aplica en otros países como Brasil, México o Estados Unidos.
En estos países se contempla el impulso de enmiendas, una propuesta de cambio, adición o reemplazo de -en este caso- un pasaje de la Ley Suprema, que puede ser propuesta por el Congreso Nacional (con el respaldo de un tercio de una cámara en el caso de Brasil); el Presidente de la Nación o los estados de una Nación. En todos los casos, para que esto avance necesita el respaldo de dos tercios de ambas cámaras.
La última reforma
El 22 de agosto de 1994, la Convención Nacional Constituyente aprobó el texto final de la Reforma Constitucional. Esta modificación implicó un cambio profundo en el marco jurídico y político de Argentina, fortaleciendo el federalismo, el sistema democrático y la protección de los derechos humanos.
Entre las reformas más significativas se encuentran la reducción del mandato presidencial de seis a cuatro años, con una única reelección posible, la creación de la figura del Jefe de Gabinete de Ministros, y la inclusión de un tercer senador para representar a las minorías. Además, se ampliaron los derechos ciudadanos, incluyendo las acciones de amparo, habeas corpus y habeas data, y se otorgó rango constitucional a los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos, consolidando así la defensa de los derechos fundamentales.
Asimismo, se incorporaron las figuras del Defensor del Pueblo, el Auditor General de la Nación, el Ministerio Público, la regionalización y las autonomías municipales.