Un estudio de la UNLP alerta que en La Plata los comedores y merenderos atraviesan una crisis por falta de recursos y por el fuerte aumento de la demanda
La situación alimentaria en el Gran La Plata atraviesa un cuadro crítico que encendió las alarmas entre organizaciones sociales y especialistas. Un reciente trabajo de la Universidad Nacional de La Plata reveló un deterioro acelerado en comedores, merenderos y ollas populares a lo largo de 2025.
El informe, elaborado por equipos de investigación de la UNLP y el CONICET junto con distintas áreas académicas, detalla que en numerosos barrios se registró un aumento sostenido de familias que dependen de los Servicios de Asistencia Directa. Cerca del 40% atiende a más de 180 personas y otro grupo significativo supera las 120, con niñas, niños, adolescentes y adultos mayores.
A esta problemática se le suma el cierre progresivo de comedores y merenderos que no pueden seguir funcionando por la falta de insumos o de personal voluntario. Además, la escasez de alimentos se convirtió en un patrón generalizado: la mayoría trabaja únicamente con viandas, un 34% entrega productos sin preparar y apenas un 16% mantiene la modalidad de consumo en el lugar.
Los datos muestran que la disponibilidad de productos básicos se volvió cada vez más limitada. El aceite encabeza la lista de faltantes, seguido por azúcar, carnes y verduras. Más de tres cuartos de los referentes consultados advirtieron que la calidad de la comida se deterioró en comparación con 2024, debido tanto a la merma de insumos como al crecimiento de la población asistida.
La ausencia del Estado aparece como uno de los factores determinantes del colapso. Según el estudio, solo un 5% de los Servicios de Asistencia Directa recibe alimentos del gobierno central y apenas un 3% recibe apoyo económico. Aunque la Provincia, los municipios y la propia UNLP aportan recursos, estas políticas no alcanzan para compensar la pérdida de los programas nacionales, lo que configura una vulneración del derecho a la alimentación.
El documento también enciende una señal de alerta sobre el debilitamiento del tejido comunitario. Ante la crisis de los espacios de contención, la UNLP advierte que el narcotráfico está ocupando esos vacíos mediante ayudas económicas o financiación de ollas populares, una intervención que redefine el vínculo barrial desde la violencia y el consumo, y profundiza la desprotección de los sectores más golpeados.