Se cumplen seis años del crimen de Gisella Solís Calle, un caso que conmocionó a la región, primero, por haber estado desaparecida durante 14 días y luego, por la particularidad del crimen, de una manera que pocas veces puede verse: fue envenenada.
A seis años del femicidio por envenenamiento que movilizó a la región, cómo fue y cuáles son las probabilidades de que haya casos similares
Se cumplen seis años del crimen de Gisella Solís Calle, un caso que conmocionó a la región, primero, por haber estado desaparecida durante 14 días y luego, por la particularidad del crimen, de una manera que pocas veces puede verse: fue envenenada.
Gisella Solís Calle, una odontóloga de Berisso, fue asesinada entre el 15 y el 19 de enero de 2019 y hallada enterrada en un descampado entre Punta Lara y Villa Elisa, luego de estar 14 días desaparecida. La buscaron intensamente por Villa Elisa, Ensenada, Berisso, Magdalena y Guernica, en lo que fueron más de seis rastrillajes, por tierra y por agua en el Río de La Plata.
Cuando la familia de la mujer radicó la denuncia pertinente para averiguar su paradero, la Fiscal Ana Medina ordenó un allanamiento en su domicilio, donde encontraron dos copas de vino con restos en su interior, un rastro de vómito a medio limpiar en el baño y una cama sin sábanas, elementos que fueron analizados. Mientras tanto, se buscaba a uno de los sospechosos de su desaparición: su expareja.
Casimiro Abel Campos fue novio durante un tiempo de Solís Calle, pero lo hacía manteniendo una doble vida, de Lobería a Berisso y viceversa. En la ciudad cercana a la costa bonaerense tenía una familia y, según el relato de familiares, la odontóloga ya lo había intimado para que cortara la relación con su mujer, lo que podría haber provocado una gran discusión. Si bien, sobre el hombre no pesaba ninguna denuncia previa por violencia de género, desde el primer momento los investigadores reconocieron esta relación como conflictiva.
De esta manera, Campos fue convocado desde el instante en el que se comenzó a buscar a Gisella, pero, al ser indagado, aseguró que estaba en Lobería con su esposa y sus dos hijos. Sin embargo, volvió a la región capital y se hospedó en el Hotel Catedral, ubicado en calle 49 entre 14 y 15, a metros nada más de Plaza Moreno, pleno centro de La Plata.
En la habitación número 12, el hombre decidió quitarse la vida de un disparo. Si bien sobrevivió, desde ahí lo trasladaron al Hospital San Martín, donde finalmente falleció en la madrugada del 21 de enero, a seis días desde que denunció la desaparición de Gisella.
En el cuarto del hotel, los efectivos encontraron la carabina calibre 22, utilizada para dispararse en la cabeza; un pasaje para viajar a Lobería; un cuchillo; dinero; restos de insecticida y una hoja donde se lo citaba para declarar en la causa por la desaparición de quien fue su novia. Esto, acrecentó la teoría de que Campos había tenido que ver en el caso, fue así que, con estos datos y los rastrillajes realizados, los investigadores, con la colaboración de los centros de monitoreos, pudieron reconstruir el trayecto realizado por el sujeto y así, hallar el cuerpo de la mujer.
En el conocido camino negro, entre Villa Elisa y La Plata, Gisella fue encontrada sin vida, envuelta en la sábana de su casa, atada con cables y enterrada a 40 centímetros de profundidad. Los familiares, pudieron reconocer que era Gisella, por la particularidad de la sábana, dado que su rostro era casi irreconocible. A partir de ese momento se abrió otra investigación: cómo falleció, teniendo como único apuntado a Casimiro Abel Campos. Los médicos forenses realizaron la correspondiente autopsia pero en primera medida, no pudieron determinar las causas de muerte, no tenía lesiones externas, signos de haber sido asfixiada ni de haber intentado defenderse, por eso, se abrió la probabilidad de que haya sido envenenada, sobre todo teniendo en cuenta que en la habitación donde el sospechoso se había pegado un tiro, había insecticida.
La Policía Científica indagó en ese sentido y analizaron los líquidos cadavéricos en un laboratorio, lo que comprobó la teoría: Gisella había sido envenenada. Se encontraron partículas de metomilo, un insecticida agrícola utilizado para el control de plagas, el cual es comercializado en polvo y puede disolverse en agua. “En las copas de vino no había nada, pero sí moléculas en el cuerpo de mi hermana. Para mí la encontró durmiendo, le puso un polvo y ella lo aspiró. Ese producto produce vómitos, diarrea, dolor de estómago. Creo que ella murió en la cama y luego la envolvió en las sábanas”, expresó tras confirmarse la causa de muerte, Mariela Solis Calle, hermana de la víctima.
Matar a una persona con veneno es algo que rara vez se ve y, por eso, la particularidad de este crimen, conmocionó a toda la sociedad. Es importante resaltar que, según estadísticas oficiales, publicadas en 2024 por el Gobierno nacional en el Boletín de mortalidad por lesiones, las defunciones por envenenamiento son sólo el 7,3% de la totalidad de las causas no intencionales.
Al indagar en la cantidad de muertes por dicha causa ocurren en Argentina, resulta difícil poder enumerarlas, la principal atribución se le da al consumo de drogas adulteradas las cuales, provocan envenenamiento, pero, homicidios/femicidios como tales, no hay estadísticas que puedan reflejar, que en pleno siglo XXI es algo corriente.
El análisis publicado por el gobierno de Javier Milei detalló cada una de las muertes del año 2022 y, el envenenamiento en homicidios, en hombres refleja tan solo el 0,6%, mientras que en mujeres, es de 0,0%. Por otra parte, es importante aclarar que sí es algo, un poco más frecuente en casos de suicidios, siendo utilizado en un 5,1% de las mujeres y en 1,5% de los hombres que terminan con su vida.
La estadística se eleva un poco al hablar de muertes cuyas intenciones no están determinadas, debido a que el envenenamiento sube a un 3,7%, desglosado, el 6,8 son mujeres, mientras que el 2,7, hombres. Desde la Dirección de Estadísticas e Información de Salud, detallaron que en los principales mecanismos de las muertes no determinadas coincidieron con los principales mecanismos de los suicidios: ahogamiento o sofocación, arma de fuego y envenenamiento. Y sobre eso, indicaron: “En menor cantidad se encontraron las muertes por envenenamiento, que podría indicar un subregistro en las lesiones no intencionales”.
Al hablar de envenenamiento, el Observatorio Argentino de Drogas Argentina 2024, se refirió al mismo como una de las causas de muerte, relacionadas al consumo de sustancias psicoactivas, lo que comúnmente se conoce como sobredosis. De aquellas, sin distinguir entre su intencionalidad, el 19,8% se refiere a personas de entre 30 y 34 años, y “entre los casos de envenenamiento accidental y de intención no determinada se observa una mayor proporción de casos de varones”. En cambio, “dentro de los envenenamientos autoinfligidos las mujeres representan una proporción mayor, con el 77,8% de los casos”.