Entre debates orales inminentes, demandas y nuevas pruebas en análisis, el recorrido judicial de Cristina Kirchner sigue generando tensión en Comodoro Py
Con la condena por la causa Vialidad ya firme, Cristina Fernández de Kirchner cerró uno de los capítulos judiciales más pesados de su carrera política. Pero el libro todavía no terminó. El glosario tiene varias causas que siguen abiertas, algunas a punto de llegar a juicio oral, otras con millones de pesos en juego, y hasta una megainvestigación que promete sacudir la política argentina como pocas veces antes.
El expediente más reciente en quedar sellado fue el de Vialidad, donde la Corte Suprema ratificó lo que dijo el Tribunal Oral N°2 el 6 de diciembre del 2022, cuando la encontraron culpable de haber direccionado obras públicas en Santa Cruz a favor del empresario Lázaro Báez, durante sus años al frente del Gobierno. Aunque la figura de “asociación ilícita” fue descartada, el delito de administración fraudulenta en perjuicio del Estado fue suficiente para marcarla con una condena que ya no tiene vuelta atrás.
La segunda acusación que está más cerca de llegar a juicio es la causa que se convirtió en símbolo del presunto entramado de corrupción del kirchnerismo: la de “los cuadernos”. El expediente tiene más de 40 imputados, cientos de testigos y una montaña de documentos.
Todo comenzó con las anotaciones de Oscar Centeno, el chofer de Roberto Baratta, que escribió durante años cómo, cuándo y a quiénes se les llevaba bolsos de dinero. Según la hipótesis del fiscal Carlos Stornelli, convalidada por el fallecido juez Claudio Bonadio, Cristina era la jefa de una asociación ilícita dedicada a recaudar coimas de empresarios contratistas del Estado.
El debate oral ya tiene fecha: empieza el 6 de noviembre de este año, de forma virtual. Habrá 600 testigos y se espera que dure meses en resolverse. Será, sin dudas, uno de los debates más grandes de la historia judicial argentina. Altas fuentes del sistema judicial consultadas por El Editor Platense aseguran que este juicio puede marcar un antes y un después en la relación entre política y justicia. “El caso Vialidad fue fuerte, pero Cuadernos es otra liga. Acá no es una provincia. Acá es la Nación entera”, resumió uno de esos funcionarios con despacho en Tribunales.
El expediente de la causa Hotesur–Los Sauces investiga si la familia Kirchner usó sus empresas hoteleras e inmobiliarias para lavar dinero de empresarios que ganaban licitaciones con el Estado. En ese combo están Cristina, su hijo Máximo, y también empresarios como Cristóbal López, Fabián De Sousa y, otra vez, Lázaro Báez. En un primer momento fueron sobreseídos por el tribunal, pero en septiembre del año pasado Casación revirtió esa decisión y ordenó que se haga el juicio. La Corte ya dijo que está todo en orden y el tribunal empezó a mover el expediente otra vez. Incluso pidió nuevas pericias contables.
Otra causa caliente es la del Memorándum con Irán, donde Cristina está acusada de encubrimiento por el pacto firmado con ese país que, según el fiscal Alberto Nisman (fallecido en enero de 2015), buscaba garantizar impunidad a los sospechosos iraníes del atentado a la AMIA. Si bien en 2021 la Justicia dijo que no había delito, Casación revirtió ese fallo y la Corte convalidó que haya juicio. La fecha del debate todavía no está puesta, pero el expediente se sigue moviendo. Junto a ella están imputados exfuncionarios de su entorno, como Parrilli, Zannini y Mena, y dirigentes kirchneristas como Luis D’Elía y Andrés “El Cuervo” Larroque.
Más allá de estos tres expedientes gigantes, Cristina también quedó libre en otros frentes. El más conocido fue el de Dólar Futuro, donde se investigaban supuestas maniobras del Banco Central en los últimos meses de su mandato. La denuncia partió de la oposición, que sostenía que se habían vendido contratos de dólar a precios irrisorios, lo que generó un perjuicio millonario al Estado. Pero un peritaje oficial determinó que no hubo daño económico, y la Justicia cerró el caso. La Corte, en diciembre pasado, desestimó el planteo de la fiscalía y le bajó la persiana definitivamente.
Otra causa que aún colea es un tramo menor, pero no por eso irrelevante, de la conocida “ruta del dinero K”, que ya tuvo a Lázaro Báez condenado a 12 años por lavado de activos. Si bien Cristina no fue enviada a juicio y fue sobreseída en ese expediente principal, hay un tramo conexo donde su nombre aparece y que todavía sigue en etapa de investigación. No se descarta que, si aparecen nuevos elementos, también deba dar explicaciones en ese frente.
Además, está la demanda civil que sigue avanzando en paralelo a la causa Vialidad. En 2018, cuando era titular de Vialidad Nacional, Javier Iguacel inició una demanda contra Fernández de Kirchner, Báez, José López, Periotti y otros exfuncionarios por más de 22 mil millones de pesos. El objetivo es resarcir al Estado por las obras adjudicadas de manera irregular. A pesar de las maniobras de la defensa para que la causa se cierre por “caducidad de instancia”, el juez del Fuero Civil y Comercial Federal la mantiene viva.
Cristina, mientras tanto, se muestra activa desde el plano político. Se mueve, habla, escribe, opina, arma y desarma internas dentro del peronismo. Pero lo judicial está siempre ahí, como una sombra que la sigue desde que dejó la Casa Rosada. Aunque muchas veces denunció lawfare y persecución, lo cierto es que varios jueces y fiscales que la investigaron ya no están o fueron reemplazados, y la maquinaria judicial continúa.