Tras el último adiós al papa Francisco, comienza ahora un período conocido como los "Novendiales", nueve días de luto en el que el cuerpo del prelado es mostrado a los fieles. Una vez que culmine, el camino estará allanado para que se realice el Cónclave en el que elegirán al sucesor del argentino.
La fecha que pica en punta para el comienzo del Cónclave es el lunes 5 de mayo, o el martes 6 a más tardar. Este proceso comenzará con una misa en la Basílica de San Pedro en la que los cardenales se preparan para iniciar el proceso de elección. Tras la celebración, los electores se desplazarán en procesión hacia la Capilla Sixtina y una vez dentro, comenzarán el proceso.
Antes de comenzar, todos los cardenales presentes deberán jurar en un ambiente de máxima privacidad. La Capilla Sixtina se cerrará herméticamente, incluso con inhibidores de frecuencia para garantizar que no haya filtraciones.
El voto secreto
La elección será por voto secreto. Para que el nuevo Papa sea elegido, se necesita obtener dos tercios de los votos. El primer día de encierro solo se realizará una votación, pero si no hay acuerdo, el proceso continuará con dos votaciones más por la mañana y dos por la tarde en los días siguientes.
El procedimiento de votación es meticuloso. Cada cardenal escribe el nombre del elegido en una papeleta rectangular. Luego, uno por uno, se acercan a la urna, pronuncian un juramento ("Pongo por testigo a Cristo Señor…") y colocan su voto en un plato, para luego deslizarlo en la urna. Tres cardenales estarán a cargo de contar los votos, mientras que otros tres se asegurarán de que todo el proceso se realice correctamente.
El humo de la decisión
Una vez que se cuenten los votos, los papeles se quemarán en una estufa instalada para la ocasión. El color del humo que salga por la chimenea será el encargado de dar la noticia al mundo: si es blanco, significa que el Papa ha sido elegido. Si es negro, el cónclave continuará hasta que se llegue a un consenso. Para evitar confusiones, ahora se utilizan productos químicos para que el humo sea lo más claro posible.
La elección y el anuncio
Una vez que se haya elegido al nuevo Papa, el cardenal decano le preguntará al elegido si acepta el cargo de Sumo Pontífice. Si la respuesta es afirmativa, se le preguntará qué nombre quiere tomar.
Después, el nuevo Papa se retirará a la "sala de las lágrimas", en la sacristía de la Capilla Sixtina, donde encontrará tres trajes pontificios de distintos tamaños preparados para él, ya que no se sabe de antemano quién será el elegido.
El último paso será el anuncio al mundo. Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el protodiácono proclamará “Habemus Papam” (¡Tenemos Papa!), y el nuevo Pontífice se asomará para impartir su primera bendición Urbi et Orbi.