Gimnasia apuntó al mercado: los 22 movimientos que hizo el Lobo para reforzar a un plantel necesitado

Ante lo que fue pender de un hilo en Primera en diciembre pasado, Cowen y compañía fueron a incorporar en todas las líneas. ¡Hasta DT!

Creáse o no, Gimnasia realizó 22 movimientos en los períodos que dejó este mercado de pases. Luego de pelear por no descender en Rosario ante Colón, a quien hoy le cuesta muchísimo sostenerse por el sueño de volver, aquel partido no debía quedar en el olvido. El abrazo, medalla y beso para Leonardo Madelón quedó en el pasado y la comisión directiva, liderada por Mariano Cowen, puso todo sobre la mesa. Pateó el tablero, buscó algo diferente entre sus carpetas y apuntaron a quien por ahora mejor se desenvolvió en la cancha y hasta es aplaudido cuando algún resultado no se dio: el desconocido hasta hace unos meses Marcelo Méndez Russo. Sí, el entrenador uruguayo que fue el primer gran movimiento en este tablero azul y blanco.

Sondeado tras un trabajo durante algunos años según dio a conocer el Presidente del Lobo, el exdefensor asumió el compromiso y no le tembló el pulso. Tomar las riendas del equipo que peleó por no bajar a los infiernos del ascenso y acomodar ante varias salidas y una hinchada que necesitaba volver a confiar en el plantel completo. A casi cinco meses de su llegada y luego de los primeros tres con Madelón, Gimnasia tuvo 21 confirmaciones y un nuevo DT. Entre compras y cesiones... ah, y algunos que vinieron por un puñado de partidos.

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Sin olvidar el 2023, buscando un mejor 2024

A lo realizado para salvar al equipo en 2023 (Pablo De Blasis, Lucas Castro, Yonathan Cabral, Rodrigo Saravia, Matías Abaldo y Luciano Gómez), el hincha de Gimnasia recriminó y exigió refuerzos para 2024. Entre las salidas importantes como la de Alan Lescano, Nacho Miramón y Cristian Tarragona, entre otros, había que emprolijar ese final de temporada tapando huecos. Algunos de buena manera y sobresalientes, y otros dejaron muchísimo que desear. Y ese año pasado contó con varios que regresaron de cesiones: Rodrigo Castillo, Agustín Bolívar, Franco Torres, Rodrigo Gallo, Nelson Insfrán (como también Bruno Palazzo, Sebastián Cocimano, Bautista Barros Schelotto, Elías Ramírez y Estanislao Jara).

En ese limbo se encontraba Gimnasia: el regreso de referentes como De Blasis y Castro, salidas de figuras de La Fábrica y algunos juveniles potenciados por Chirola Romero que de a poco iban creciendo (caso Felipe Sánchez -vendido-, Tomás Durso, Alexis Steimbach, Alan Sosa, Guillermo Enrique, Matías Melluso -vendido-, Tomás Muro -vendido-, Matías Miranda, Nicolás Sánchez, Lautaro Chávez e Ivo Mammini, entre otros). El verdadero recambio, y cuando ese momento llega no solo hay que saber cuidarlos sino también el recorte.

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Apellidos que hoy en día tienen peso en el plantel, otros que están dando vueltas por el país de buena manera con otra camiseta y otros que pudieron ser vendidos. Gimnasia necesitaba, y no por que tengamos el diario del lunes -que sale los martes, y gratis-, un entrenador intermedio: alguien que sea dentro de todo joven, con aspiraciones, con un libro distinto y conozca un poco. Méndez jugó en Argentina, hace 15 años, pero eso no era: él dirigió a alguno de los charrúas en su país, y era más que importante. Los uruguayos eran algunos de los distintos, que acompañaban al máximo estandarte de los juveniles: Benjamín Domínguez.

Darle tiempo de juego a algunos fuera de La Plata, buscar experiencia y aprender de lo que comentaban Pablo y Lucas. Méndez pudo encontrarle la vuelta rápidamente, se lamentó por el parate de Copa América y hoy está de vuelta en ese camino de afianzar su idea. Eso sí, podría salir bien como quizás no. Mantener la confianza y tomar decisiones en momentos clave es elemental, para un Gimnasia que por instantes hizo todo a último momento y casi hecha todo por la borda ese buen arranque del 2023.

Incorporaciones por todas las líneas

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Cuando se habla de todas las líneas es en todas, y hasta por más de uno. Comenzando por el principio, el principal punto era atender la gran cantidad de goles que había sufrido el equipo en 2023 (siendo paradójico que ahora Tomás Durso esté cómodo en Tucumán) y buscar experiencia. Gimnasia ha contratado a arqueros que le dieron buenos resultados en el último tiempo, como Bologna, Broun, Rey, por lo que la posición de portero no es prueba y error: es asegurar. Y aunque le costó tener su lugar, Marcos Ledesma lo está haciendo. Él llegó junto a Julián Kadijevic -juvenil de 20 años- y por la insólita expulsión de Nelson Insfrán en el clásico se ganó un lugar. Mientras que Kadijevic alterna en la Reserva con otros dos arqueros.

La defensa era el otro punto: acompañar a Leonardo Morales y Yonathan Cabral, que no estaban en su mejor momento y ya sin Sánchez había que armarla nuevamente. Guillermo Enrique, de buenos encuentros, tuvo que salir y la mejor carta increíblemente estaba en el costado: Juan de Dios Pintado. Casi como que en tres de las cuatro líneas hay un uruguayo que entiende el mensaje de Méndez, pese a que todos hablen español rioplatense. ¿Quién iba a decir que de los niveles más altos sería un lateral antes de un enganche o delantero? (Sin olvidar que justamente un lateral terminó salvando a Gimnasia). Casi 400 mil dólares para asegurarlo hasta 2026 inclusive.

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La dupla central era lo más difícil: mucho se apostó por Sánchez y fue el Schalke de Alemania quien se lo llevó. Poco tiempo y había que rezar para que Cabral se convierta en ese soldado, mientras que Morales deje atrás lesiones para hacer valer su cinta de capitán. Méndez afirmó a ese dúo, temible y donde pocos se atreven pasar (e incorporó a Brian Blasi, que por ahora no sumó minutos). Del otro lado, el costado un poco más flojo: Nicolás Colazo con algunas molestias y era difícil tener otro Pintado. Sin embargo, un uruguayo llegó: Valentín Rodríguez. Con poco tiempo en cancha, motivó para que el 18 encuentre su mejor performance. Al Lobo todavía le cuesta estar fino en el retroceso, pero hiere cuando va al frente.

Si esa defensa de a poco se acomodó fue en parte por el buen rendimiento de Rodrigo Saravia: el charrúa se ganó el lugar con pocos meses y por eso desde Rusia lo llamaron. Se fue hace un par de semanas y Méndez tenía que reemplazarlo: si bien hay juveniles de la casa como Bolívar y Sánchez, el entrenador necesitaba alguien con más recorrido, más conocido por él y como hizo en otros puestos... uruguayo. Pese a que primero llegó Nicolás Garayalde, es Martín Nano Fernández el que hizo olvidar en pocos días al exPeñarol. Una posición en la que se había traído a Yonathan Rodríguez como carta de esperanza y se esfumó rápidamente, con solo el color que había tenido un cruce con Saravia tiempo atrás y el Lobo los reunió.

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Terminando con el mediocampo, dominado por la experiencia de De Blasis y Castro -que por momentos juntos y a veces separados-, otro que tampoco pudo afirmarse fue Matías Ramírez (un poco más ofensivo). A esos pibes del club como Miranda, Chávez, Bolívar y Sánchez, Méndez buscó aportarle una voz firme y de recorrido: por eso llegó, con un libro bajo el brazo, Augusto Max. Fue capitán en Quilmes, jugó en los grandes tucumanos y llegó libre desde Serbia. No tan conocido por el hincha pero sí por algunos jugadores: Ledesma compartió tiempo con él en el Cervecero.

Y si todo lo anterior funciona, lo que restaría es la definición. La salida de Tarragona -con lesión de por medio- fue clave y el promedio de goles bajó. Depender de Benja Domínguez era mucha presión para el extremo, por lo que se buscó a hombres que tenían algo de trayectoria -aunque no tantos goles-: Troyansky y Colman. Siendo este último el que hoy ya no está en el equipo, a ambos les costó muchísimo demostrar el por qué de su llegada. Es que claro, a la par estaba un tal Matías Abaldo que con lo hecho en el Mundial Sub-20 con Uruguay y en un puñado de partidos en el Lobo dejó la vara alta. Había que comprarlo, parecía que era imposible pero se quedó. 

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Y en esta línea fue uno de los que estaba cedido quien encontró espacio cuando todo indicaba que quizás no. Castillo, que apareció ante la falencias de 9 y la lamentable lesión de Ivo Mammini- un lungo que se mueve por todos lados y se afirmó a tal punto que le ganó el puesto a todos. Apuestas como Juan Cruz Esquivel, Manuel Panaro e Ignacio Zapulla -estos dos hoy en Reserva-, sin olvidar de otro gran acierto y también poco conocido: David Zalazar. El último en llegar fue Norberto Briasco, de buenos momentos antes de la pandemia y con todo para mostrar luego de pocas apariciones en Boca.

Casi dos equipos enteros, de los cuales Ledesma, Pintado, Fernández, Garayalde, Zalazar y Abaldo -como compra- fueron más que aciertos. Kadijevic, Valentín Rodríguez, Panaro, Zapulla y Esquivel como apuestas y a la espera de que Briasco se adapte. Blasi, Martínez y Max todavía son incógnitas con esperanza. Milo sorprendió por su salida pero recaló en un equipo que pelea el descenso; Yonatán Rodríguez no llegó a cumplir, como tampoco Troyansky y Colman. Y Canto, en el medio de todo ello. Gimnasia se armó y en su mayoría todos hasta final de este año. Comprando lo que resultó y descartando quienes no, el objetivo sin dudas es cuidar a los que son pilares y apuntalar al futuro dentro de La Fabrica.

Los refuerzos triperos del 2024

Arqueros: Julián Kadijevic y Marcos Ledesma

Defensores: Valentín Rodríguez Alonso, Brian Blasi, Enzo Martínez, Gustavo Canto, Federico Milo -se fue-, Juan de Dios Pintado Leines -comprado-

Mediocampistas: Martín Fernández Figueira, Nicolás Garayalde, Matías Ramírez, Yonatan Rodríguez Benítez -se fue- y Augusto Max

Delanteros: David Zalazar, Franco Troyansky, Cristian Colman -se fue-, Manuel Panaro, Matías Abaldo Menyou -terminaba su cesión y fue comprado-, Ignacio Zapulla, Norberto Briasco Balekian y Juan Cruz Esquivel.

DT: Marcelo Méndez Russo.