Leonardo Agustín Bermúdez fue condenado por un jurado popular por "lesiones graves". Por un fallo del juez Bernard, deberá volver a la cárcel
El pasado 11 de abril Leonardo Agustín Bermúdez, que llegó imputado por intento de "homicidio agravado por el odio a la identidad de género", finalmente fue condenado por un jurado popular en los Tribunales en lo Criminal N°2 de La Plata, pero por "lesiones graves", sin el agravante por odio de género. Si bien gozaba de domiciliaria, esto ahora fue revocado.
Se trata del acusado de atacar brutalmente a Laura Moyano el pasado 23 de diciembre del año 2015 en La Plata. Tras la sentencia del jurado popular y la audiencia de cesura, finalmente el juez Claudio Joaquín Bernard resolvió revocar el arresto domiciliario que beneficiaba a Bermúdez y ordenó su inmediato reingreso al sistema penitenciario provincial.
La sentencia se basó en la existencia de riesgos procesales concretos y antecedentes suficientes para disponer el cumplimiento efectivo de la pena en cárcel común. De esta forma, aunque la calificación legal no incluyó el agravante por odio a la identidad de género ni la figura de tentativa de homicidio, el proceso concluyó con una condena de cuatro años de prisión por el ataque a Moyano, que se unificó con una sentencia previa dictada en Córdoba en 2019, totalizando ocho años y seis meses de cárcel.
Cabe mencionar que hasta el momento del fallo, Bermúdez se encontraba bajo arresto domiciliario, otorgado por la Cámara de Apelación en noviembre de 2024. Esa situación fue revertida por el juez Bernard en su sentencia, al considerar que el imputado no cuenta con arraigo ni grupo contenedor, y ha demostrado una conducta procesal evasiva en el pasado.
La tarde en que ocurrió el hecho, un 23 de diciembre, la víctima -Laura Moyano- había salido de su trabajo en Las Mirabal, una ONG que dependía de la Municipalidad y que acompañaba a víctimas de violencia de género, cargada de objetos: era fin de año y las chicas le habían encargado regalos para las fiestas.
Era un trayecto relativamente breve, hasta la casa de una amiga que estaba de vacaciones. Ella residía en esa propiedad, mientras buscaba algo propio para alquilar. En la calle se cruzó con el acusado, a quien conocía por frecuentar boliches de la comunidad LGBTI.
Al parecer, luego de un encuentro íntimo, él se retiró de la vivienda, pero al rato regresó en compañía de otro sujeto. Según recordó Laura, la golpearon, la tiraron al piso, la apuñalaron y escuchó: “Matá al puto ese”.
Antes del juicio, Laura había dicho: “Espero justicia y que sea declarado culpable. Es lo único que puedo desear en este momento. Y, sobre todo, paz, tranquilidad y que pueda seguir con mi vida y que claramente la sociedad pueda ver que por lo que nosotras luchamos es por que se nos respete, que es justamente lo que no está sucediendo”.