Este miércoles 2 de abril, Javier Milei encabezó el acto central a 43 años de la guerra de Malvinas. Frente a la presencia de veteranos y referentes, el Presidente señaló que Argentina debe convertirse en potencia para que “los malvinenses quieran ser argentinos”.
“Nosotros siempre dejamos claro que el voto más importante de todos es el que se hace con los pies y anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos con los pies a nosotros. Por eso buscamos ser una potencia, a punto tal que ellos prefieran ser argentinos. Y ni siquiera haga falta usar la disuasión o el convencimiento para lograrlo”, manifestó el mandatario.
A su vez, afirmó que por tal motivo, Argentina emprendió un “camino liberador” para ser el país “más libre del mundo” y que “vuelva a tener el PBI per cápita más alto del planeta”. “Eso es lo que este gobierno entiende por soberanía", sostuvo el libertario horas antes de emprender su nuevo viaje a Estados Unidos, el décimo desde su asunción.
Asimismo, se lamentó que “la demanda soberana por las islas fue damnificada de forma directa e indirecta por las decisiones económicas, diplomáticas y militares de la casta política”. “Nadie puede tomar en serio el reclamo de una nación cuya dirigencia es conocida en el mundo por su corrupción e incompetencia”, completó.
Y continuó: “Si a eso le sumamos el desarme y la demonización deliberada a las Fuerzas Armadas, teníamos la receta perfecta para que las Islas Malvinas permanezcan para siempre en manos extranjeras”.
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Javir Milei junto a Guillermo Francos, Jorge Macri, Martín Menem y Luis Petri
Fernando De la Orden
“El primer paso que debemos dar entonces es levantarnos como país en todo sentido, tanto material como espiritualmente, y recuperar el lugar en la comunidad internacional que nunca debíamos haber perdido”, sentenció Milei.
En la misma línea, añadió: “No hay otra manera de hacerlo que aplicando las ideas de la libertad, tanto dentro de nuestras fronteras como hacia afuera, abriéndonos al comercio internacional y con una política exterior alineada a las naciones libres”.
“Un país fuerte es un país respetado. Esto no quiere decir que la fuerza hace el derecho, pero tampoco se puede llevar a cabo una política exterior desde un idealismo ingenuo e infantil. Para nosotros, las Fuerzas Armadas son motivo de orgullo y hemos dado por terminado el tiempo en el que eran menospreciadas”, aseguró.