Expectativa mundial. En el segundo día del cónclave, la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina volvió a arrojar este jueves humo negro, señal que indica que los 133 cardenales reunidos no lograron llegar a los dos tercios para elegir al sucesor del papa Francisco.
Según indicaron fuentes oficiales, a las 11:51 horas (hora de Roma), el humo negro que emergió de la chimenea confirmó que aún no se ha alcanzado el consenso.
Tras estas votaciones matutinas —más ágiles que las de ayer—, los 133 cardenales electores se dispondrán a almorzar en la Casa Santa Marta. Está previsto que retomen las deliberaciones a primera hora de la tarde, con una nueva votación que podría celebrarse alrededor de las 16:00 horas (hora de Roma). En Argentina las 11 horas.
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Cientos de fieles van llenando la plaza de San Pedro
Centenares de fieles van llenando la plaza de San Pedro del Vaticano a la espera de que salga la fumata del cónclave, y la primera del día, desde la chimenea de la Capilla Sixtina, tras el humo negro de la noche del miércoles.
Cada día que pasa y cada votación que se celebra, la probabilidad de que sea humo blanco el que llene el cielo de Roma es mayor, por lo que muchos fieles, y sobre todo turistas y curiosos, no han querido perderse la oportunidad de vivir este momento histórico.
Para esta primera fumata del día, la plaza vaticana aún no luce completamente llena, pero desde primeras horas de la mañana centenares de personas siguen accediendo por los controles de seguridad para ocupar las primeras filas frente a la basílica, con una vista privilegiada de la pequeña chimenea que sobresale del techo de la Sixtina.
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¿Qué sucede después de la fumata blanca?
Cuando se eleva el humo blanco desde la chimenea de la Capilla Sixtina, significa que los cardenales alcanzaron el consenso necesario y eligieron canónicamente al nuevo Papa. A partir de ese momento, se inician los procedimientos formales.
El último de los cardenales diáconos convoca al aula electoral al secretario del Colegio Cardenalicio, al maestro de las celebraciones litúrgicas papales y a dos ceremonieros. Entonces, el cardenal decano —o el cardenal de mayor antigüedad presente, en caso de ausencia del decano, como ocurre actualmente con el cardenal Giovanni Battista Re, quien no participa por razones de edad— se dirige al elegido en nombre del Colegio de Electores y le formula la pregunta ritual en latín:
“Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem?” (¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?)
Una vez que el elegido da su consentimiento, se le pregunta: “¿Cómo deseas llamarte?”
El maestro de las celebraciones litúrgicas, actuando como notario y acompañado por dos ceremonieros como testigos, levanta acta formal de la aceptación y del nombre que ha escogido el nuevo Papa.
Desde ese instante, si ya ha recibido la ordenación episcopal, el elegido se convierte inmediatamente en Obispo de Roma, Sumo Pontífice y cabeza del Colegio de Obispos. Los cardenales se acercan entonces a rendirle homenaje y obediencia.
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A continuación, el nuevo Papa se retira a la Sala de las Lágrimas, una pequeña estancia contigua a la Capilla Sixtina, donde se viste por primera vez con los ornamentos papales, preparados en tres tallas diferentes. Luego, acompañado por ceremonieros y la Guardia Suiza, recorre la Sala Regia y la Sala Ducal hasta llegar a la Loggia delle Benedizioni de la Basílica de San Pedro.
Allí, el cardenal protodiácono proclama al mundo: «Habemus Papam!». Acto seguido, el nuevo Pontífice aparece por primera vez ante los fieles, pronuncia unas breves palabras e imparte la bendición Urbi et Orbi, antes de retirarse nuevamente al interior del Vaticano.