Como informó El Editor Platense más temprano, La Plata arrastra desde hace años una deuda estructural con la accesibilidad. En sus veredas rotas y la escasez de rampas peatonales convierten la movilidad urbana en un verdadero obstáculo para las personas con discapacidad. Esta situación, lejos de ser nueva, es parte de un reclamo persistente a lo largo de varias gestiones.
Se exige que la ciudad cumpla con un principio básico: el de la igualdad de acceso y circulación para todos sus habitantes. La falta de rampas es un problema que afecta directamente el derecho a la educación, al trabajo, a la salud y a una vida autónoma. Quienes se desplazan en silla de ruedas, o acompañan a alguien que lo hace, se enfrentan a una situación hostil, donde cada cuadra puede volverse un desafío y cada trayecto, una odisea.
Uno de los reclamos históricos en la ciudad es la conformación del Consejo Municipal para las Personas con Discapacidad creado por la Ordenanza 8.987. La normativa aprobada en 1998 por el Concejo Deliberante, no se hizo cumplir por ninguna administración y las personas con discapacidad continúan con la larga espera.
“Durante la intendencia de Garro no hubo intención de conformarlo, a pesar de todos los reclamos que se hicieron. Al intendente actual sé que le llegaron reclamos de otras organizaciones pero aún no hubo reuniones”, expresaron desde la Asociación Azul a este medio y detallaron que en las diversas charlas con la gestión anterior se logró la colocación de juegos accesibles y concientizar sobre la necesidad de que haya rampas pero, hasta el momento sigue siendo una deuda.
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Este Consejo debe ser presidido por el propio intendente o un funcionario de su Gabinete o estar integrado por un representante por cada una de las entidades de y para personas con discapacidad sin fines de lucro, declarada como Entidad de Bien Público y con personería jurídica reconocida por la provincia de Buenos Aires; un representante por cada una de las Secretarías de la Municipalidad de la Plata y un representante por cada uno de los Bloques del Concejo Deliberante.
Los organismos que nuclean a personas con discapacidad y familiares insisten en la importancia de tener la visión de todas las personas que conocen la problemática y, en caso de que se conforme el Consejo, revisar la normativa local para que las personas con discapacidad puedan tener voz en la ciudad.
La respuesta del municipio platense
Dentro del organigrama municipal existe la Dirección General de Integración Social, que se encarga de “proponer políticas públicas destinadas a promover el cumplimiento efectivo de los Derechos de las Personas con Discapacidad”. Esta depende de la Subsecretaría de Protección y Promoción de Derechos de la Secretaría de Desarrollo Social Municipal.
Sobre esta problemática, fuentes de la Municipalidad de La Plata aseguraron a este medio que de la mano con “el compromiso por la recuperación del espacio público, en cada obra que intervenimos, partimos de la base de que la ciudad tiene que ser un lugar accesible y representativo de quienes lo habitan”. Por eso se contempla que “no solo se trabaja sobre la conservación del patrimonio tanto urbano, cultural y forestal, sino también el diseño de la ciudad para que sea accesible a todos”.
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En tanto, recordaron que las obras en las plazas, Rocha, Italia y San Martín, cuentan con rampas para personas con discapacidad en los cruces peatonales y en los sectores de juegos se cuenta con juegos inclusivos. Como así también, “el plan de Mantenimiento urbano, que se encuentra en curso, contempla la provisión y colocación de rampas premoldeadas para cruces de calle en toda la ciudad, que se van colocando a medida que se realizan obras”. Lo mismo sucede con la puesta en valor del Pasaje Dardo Rocha, donde hasta sus baños se están acondicionando y también, con las 80 escuelas que se están remodelando las cuales contemplan la construcción de rampas.
De la mano con lo reclamado anteriormente, desde Calle 12 aseguraron que van a implementar el Programa “Veredas Sanas”, “para incentivar a los frentistas a mantenerlas en buen estado, mediante instrumentos y beneficios fiscales”.
Una discusión que escapa a la agenda política
La Plata, ciudad accesible, este es el “sueño” de las personas con discapacidad y sus familiares. Si bien desde inicio del nuevo milenio se registraron algunos avances con políticas públicas con eje en la inclusión respecto a la personas con movilidad reducida, lo cierto es que la capital provincial está lejos de ser modelo.
En las últimas semanas la discusión volvió a colarse en la agenda legislativa local. En el Concejo Deliberante, la edil del bloque UCR + PRO por la Ciudad, Melany Horomadiuk, presentó un proyecto para la construcción de rampas para personas con discapacidad en la localidad de Ringuelet a raíz del caso de Salvador,un nene de 9 años de Tolosa, que necesita con urgencia la colocación de rampas en el camino que lo lleva a su escuela. Si bien la iniciativa pasa por prestarle una solución urgente al pequeño, la discusión trasciende las hojas de este proyecto y se inmiscuye en la necesidad de planificar una ciudad “accesible para todos”.
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“La falta de accesibilidad limita la autonomía y refuerza desigualdades. Necesitamos rampas en todas las esquinas, pero también calles y, sobre todo, veredas en buen estado. Por eso, el estado municipal debe poner su prioridad en resolver esta problemática que afecta a personas con discapacidad, personas mayores, embarazadas, trabajadores de reparto, madres y padres con cochecitos, entre otro”, expresó la concejal en diálogo con El Editor Platense.
Una de las últimas políticas anunciadas respecto a las rampas de accesibilidad data de junio de 2023 cuando se incorporaron 99 rampas al Casco Urbano, concentradas principalmente en la zona céntrica de la capital bonaerense. Sin embargo, la inclusión no se construye solo con rampas.
Los profesionales hablan de “barreras arquitectónicas” con las que deben lidiar las personas con sillas de ruedas. Este término se utiliza para poner nombre a los obstáculos físicos que impiden la libre circulación. “El ‘cadena de accesibilidad’ se refiere a todo el recorrido que realiza una persona con discapacidad desde que sale de su casa hasta llegar a su destino. En ese trayecto se van atravesando múltiples barreras”, explicó la arquitecta Milagros Quevedo, Coordinadora de la Comisión de Accesibilidad y Movilidad del Capbauno.
“Si vos te fijás, hay muy pocas veredas sanas y todas en el centro. Además, hay postes de luz mal ubicados, cartelería de los comerciantes, gente que estaciona los autos arriba de la vereda”, expresó José Luis sobre el martirio de circular en silla de ruedas por la ciudad.
Además de la escasez de rampas y el pésimo estado de las veredas, los ciudadanos con movilidad reducida deben afrontar otras circunstancias como la ocupación indiscriminada de veredas por parte de bares y comercios, que colocan mesas y sillas sin control ni criterio.