La Unión Cívica Radical (UCR) bonaerense es un hervidero que viene subiendo de temperatura desde octubre de 2024, cuando se realizaron los comicios internos, pero se judiacilizó el resultado -con denuncias cruzadas de fraude, impugnaciones en mesas clave y resoluciones contradictorias- lo que dejó al radicalismo en un limbo institucional.
A la par, los principales sectores del partido toman posiciones frente a los armados de La Libertad Avanza, el PRO, el peronismo de Axel Kicillof y el kirchnerismo de Cristina Kirchner, a la espera de una definición que llegará -si llega- con el calendario ya lanzado.
Todo comenzó el 6 de octubre del año pasado, cuando las dos principales listas del radicalismo provincial se enfrentaron por la presidencia del Comité Provincia. La lista 23, “Unidad Radical”, apoyada por Maximiliano Abad y encabezada por el ex intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, se impuso con lo justo a la lista 15, “Futuro Radical”, que llevaba como candidato a Pablo Domenichini, referente del espacio Evolución que a nivel Nacional lidera Martín Lousteau. La Junta Electoral del partido proclamó a Fernández como presidente, pero el sector opositor impugnó el resultado y denunció fraude en varios distritos.
Las presentaciones llegaron rápidamente a la Justicia Federal con competencia electoral. El juez Alejo Ramos Padilla validó el triunfo del oficialismo, pero anuló mesas en Ezeiza, Quilmes y La Matanza. Insatisfecho, el sector de Domenichini apeló, y la Cámara Nacional Electoral ordenó repetir la votación en siete distritos: además de los tres mencionados, se sumaron Tigre, San Martín, General Pueyrredón y Villarino. La resolución frenó la asunción de las nuevas autoridades y dejó al partido en un estado de acefalía técnica, que se resolvió políticamente con una prórroga del mandato de Maximiliano Abad, vigente al menos hasta que se celebren las elecciones complementarias.
En este contexto, el radicalismo bonaerense se acerca a una nueva elección general sin una conducción definida, y con un escenario de alianzas cruzadas que, más que ordenarlo, lo tensa aún más.
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Las piezas del rompecabezas
El oficialismo partidario, identificado con el abadismo viene coqueteando desde hace tiempo con el PRO, con el que compartió la coalición Juntos por el Cambio hasta su implosión post electoral. Aunque Abad mantiene una postura de diferenciación formal con Javier Milei, desde su sector no descartan un entendimiento con el ala moderada de La Libertad Avanza para después de septiembre. La estrategia, según repiten en privado, es competir con identidad propia, pero con un radar atento a eventuales acuerdos con los libertarios si el contexto lo requiere. En ese marco, algunos intendentes del oficialismo, como Franco Flexas (General Viamonte) o Érica Revilla (vicepresidenta del Comité Provincia), ya mostraron sintonía con algunas políticas del Ejecutivo Nacional.
El espacio de Evolución Radical, en cambio, toma distancia tanto de Milei como del PRO. Domenichini y sus aliados -entre ellos la Diputada Nacional Danya Tavela, el Senador Provincial Agustín Máspoli y referentes de la juventud radical- insisten con construir una nueva alternativa de centro progresista. En lo inmediato, eso se traduce en un rechazo al rumbo económico del Gobierno y en un cierre total a cualquier tipo de acuerdo con LLA. Tampoco hay entusiasmo con el PRO, a quien acusan de haber “entregado” JxC, y miran con cautela al peronismo, con quien coinciden en algunas votaciones pero mantienen diferencias de fondo.
Los vínculos con el peronismo
La relación del radicalismo bonaerense con el peronismo varía según el sector y la coyuntura. Desde el oficialismo partidario, que responde al abadismo, hay una distancia discursiva con el gobierno provincial de Axel Kicillof, aunque algunos intendentes mantienen canales institucionales abiertos. En el Senado bonaerense, la UCR negoció en varias oportunidades con el oficialismo provincial, pero evita mostrar cercanía con La Cámpora, a la que identifica como el núcleo duro del kirchnerismo que debe ser combatido políticamente.
En cambio, el espacio de Evolución adopta una postura más matizada. Si bien mantiene diferencias con el modelo económico y político de Kicillof, no descarta acuerdos puntuales en el ámbito legislativo. En la Cámara de Diputados bonaerense, referentes como Pablo Domenichini y Agustín Máspoli han tenido posiciones coincidentes con el oficialismo en cuestiones vinculadas a la educación y el desarrollo productivo. En sintonía con Evolución, marcha la Corriente de Opinión Nacional, el órgano rector de la moral alfonsinista, cuyo principal referente, Federico Storani, se fotografió con el gobernador. Si en algo coinciden con el abadismo, es en demarcar el límite en La Cámpora.
La balanza que puede inclinar la UCR
Con el horizonte de un posible choque de alianzas amplísimas en la Provincia, el devenir de la UCR bonaerense será clave para inclinar la balanza hacia uno u otro lado de la grieta. Las discusiones en el partido más antiguo del país pasan por ver cuáles son los límites a los que están dispuestos a llegar cada uno de los principales referentes, con tal de salvaguardar la historia y la representación política que aún conserva el partido de Alem, Yrigoyen y Alfonsín.