En medio de la tensión política que genera la ratificación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner en la Causa Vialidad, Mauricio Macri regresa a la escena pública para presidir una cumbre del PRO, que promete ser determinante para los próximos pasos amarillos en la Provincia de Buenos Aires.
A la expectativa de un eventual acuerdo electoral con La Libertad Avanza, el encuentro podría ser determinante para avanzar en un acuerdo interno sobre cómo lograr una convergencia con el partido de Javier Milei sin perder la identidad y acelerar el trato antes de que sigan fugándose dirigentes al espacio a las huestes violetas como sucedió con Diego Valenzuela de Tres de Febrero, Ramiro Egüen de 25 de Mayo y Fernanda Astorino de Capitán Sarmiento.
Del otro lado, los jefes comunales puros del macrismo aguantan la embestida y buscan retener a los indecisos. El tironeo es constante. El purismo amarillo no quiere llegar al cierre de alianzas con las filas heridas y más soldados en salida que alistados para bancar la negociación de las listas.
En LLA ya se plantaron y pusieron las condiciones. “El nombre y el color es el nuestro”, confió una importante fuente mileísta a El Editor Platense e insistió en que es un requisito indiscutible. Otro de los puntos que pusieron los violetas en el contrato es que la cabeza de lista es propia, aunque se mostraron un tanto más accesible a charlarlo.
En el PRO hay recelo con el manejo de las negociaciones por parte del hombre de confianza de Karina Milei, Sebastián Pareja, y desconfían de cada movimiento que pueden hacer los violetas. Desde los municipios amarillos se quejaron que muchas veces los concejales de LLA acompañaron al kirchnerismo.
Mientras en el partido que comanda Mauricio Macri no logran avanzar en acuerdos mayoristas internos, en la Casa Rosada consolidan la intención de arrastrar a los líderes regionales del PRO y también a los radicales, que con su estructura consolidada en el interior de la provincia de Buenos Aires se presentan como una fuerza capaz de contrarrestar el avance libertario en varios distritos clave. La jugada, en definitiva, está en marcha, pero las piezas del tablero siguen moviéndose.