La gran feria ubicada en el parque Saavedra es un medio de sustento para muchas familias de La Plata, pero que inevitablemente genera inconvenientes, primero por la gran ocupación de este pulmón verde y segundo por su legalidad, ya que no están del todo claro los límites.
En ese sentido, un mantero fue denunciado por vender tortugas de agua de forma ilegal, hecho que se viralizó en redes sociales y movilizó a rescatistas. Según imágenes difundidas, los animales eran ofrecidos a tres mil pesos cada uno.
El reconocido activista Ezequiel Kelo alertó: “Las pescan en la laguna del parque y las venden ahí mismo”. Tras una rápida intervención, las tortugas fueron rescatadas y reubicadas en una laguna privada con más ejemplares. “Una pequeña vida que se respeta”, celebró Kelo en redes, recibiendo felicitaciones de todos los platenses.
El tráfico de especies, como el de tortugas, es una causa clave en la reducción de sus poblaciones, un problema que afecta a diversas especies a nivel global.
Final feliz en La Plata
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Parque Saavedra: megaferia sin reglas y un espacio en ruinas
Durante los últimos meses, el Parque Saavedra se convirtió en una megaferia a cielo abierto sin regulación por parte de la Municipalidad de La Plata, lo que generó una ola de reacciones entre los vecinos y los miembros de la tradicional feria que bordea el espacio verde. Mientras la administración local impulsó la reubicación de los manteros de Plaza San Martín, el pulmón está abandonado y sin seguridad.
“Está totalmente abandonado y se convirtió en tierra de nadie”; estas palabras se repiten una y otra vez entre los vecinos del Parque Saavedra, que deben padecer —principalmente los fines de semana— la suciedad, olores nauseabundos, ocupación indebida del espacio público, música a todo volumen y una feria que se extiende sin control en el cuadrado conformado desde calle 64 hasta avenida 66, y de calle 12 a 14.
“Ya no se puede ni caminar tranquilos", apuntan los frentistas, cansados de una situación que lleva años y que, aseguran, no cambia más allá de quién esté a cargo del Ejecutivo municipal. El conflicto se agrava por la presencia de manteros sin autorización, que se mezclan con los pocos vendedores habilitados, generando tensiones constantes con los inspectores y con los propios vecinos. Estos últimos, incluso, elevaron un expediente para denunciar la contaminación sonora y la acumulación de basura que deja la feria a su paso.
Los vecinos presionan para que la Comuna tome cartas en el asunto y avance con un programa similar al que aplicó con los feriantes de Plaza San Martín: reubicarlos en ferias habilitadas como la Galería Apolo (7 entre 45 y 46), el Paseo de Compras de 9 y 54, o el del Ayuntamiento (1 entre 47 y 48), donde podrían trabajar de manera regular y sin afectar el espacio público.