La atomización en la política argentina tiene en este año electoral, quizá, la muestra más clara de lo difícil que es encontrar consensos en estos tiempos. Las Elecciones Legislativas 2025, son las primeras que deberá afrontar el gobierno de La Libertad Avanza desde que asumió, y estarán marcadas por las internas en casi todos los espacios.
Tanto en Unión por la Patria, en el oficialismo, en el PRO y en la UCR, se viven momentos de máxima tensión. Cada tribu dentro de cada espacio quiere su porción de poder y de representación, y nadie parece dispuesto a ceder un centímetro.
Unión por la Patria, un polvorín
La más resonante es la grieta que atraviesa al peronismo. Como casi siempre en sus más de 70 años de historia, las diferencias intestinas se manifestaron en público, pero esta vez con tres actores con similar peso relativo dentro de la coalición bautizada como Unión por la Patria.
Las diferencias entre Axel Kicillof, el gobernador reelecto de la provincia de Buenos Aires (que cuenta con el 40% del padrón electoral) y el tándem cada vez más aceitado que conforman Cristina Fernández de Kirchner -con su hijo, el diputado Máximo Kirchner, como vocero- y Sergio Massa, el líder del Frente Renovador y ex candidato a presidente, parecen irremontables.
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La autonomía que pretende obtener Kicillof de quien fuera su madrina política está tensando el delgado hilo que todavía los une, y parece que en cualquier momento se puede cortar. Desde que se instaló la Boleta Única de Papel, cambiando la forma en que se votará este año para los cargos nacionales, y la posterior eliminación de las PASO, el peronismo no logra encontrar acuerdos sobre sostener o no la primarias bonaerenses, y -más importante aún- la fecha en que se elgirán cargos legislativos provinciales y municipales.
Pero la discusión de fondo es por el armado de las listas seccionales para la Legislatura, y las locales para los Concejos Deliberantes. Los intendentes presionan para poder manotear la lapicera y exigen desenganchar las elecciones provinciales de las nacionales, para no quedar atados a las decisiones de la dirigencia nacional del espacio.
En el cristinismo, con apoyo de Massa, quieren que sí o sí se vote el mismo día, por temor a que los dirigentes territoriales aflojen el trabajo militante y dejen sin tracción a los candidatos para el Congreso Nacional. Al menos hasta el cierre de esta nota, los consensos para mantener la unidad en el pluriperonismo brillan por su ausencia.
La Libertad Avanza no se queda atrás
El oficialismo nacional también tiene sus propias guerras internas, quizá opacadas por la trascendencia de las peleas peronistas, pero guerras al fin. El principal enfrentamiento dentro de las fuerzas del cielo lo protagonizan los dos catetos del triángulo de hierro: Karina Milei y Santiago Caputo. Desde que asumió Javier Milei, su hermana y Secretaria General de la Presidencia y el asesor todoterreno se vienen tirando dardos políticos en una lucha sin cuartel cuyo máximo botín es la influencia sobre el Presidente.
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También hay tensiones en el Congreso de la Nación, en la Legislatura bonaerense y en casi todos los municipios: Chats filtrados, legisladores que se agarran a las piñas, otros que arman sus propios bloques y otros que todavía obedecen sin chistar lo que se ordena desde Casa Rosada. Lo mismo pasa en el terreno favorito de LLA: las redes sociales, cada bando responde a alguno de los dos laderos de Milei y cada semana hay al menos un encontronazo entre miembros del oficialismo.
El PRO, magullado, quiere renacer
El partido amarillo, fundado por Mauricio Macri, y cuyo cuartel general es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quedó diezmado por la estrategia libertaria de absorber dirigentes y pintarlos de violeta. El caso paradigmático es el de la ex candidata a presidenta por Juntos, y actual Ministra de Seguridad: la todoterreno Patricia Bullrich. Detrás de la funcionaria fueron desfilando legisladores e intendentes que le responden, que ya son parte del Gobierno y le dieron la espalda a Macri.
El PRO es el espacio que quedó peor parado luego de las Elecciones presidenciales de 2023, ya que vio cómo su electorado se fue volcando al libertarianismo, haciendo adelgazar su núcleo duro, mientras que el rol de oposición le quedó reservado casi en exclusividad al peronismo -también partido, como se contó más arriba- y la siempre opositora izquierda argentina (atomizada eternamente).
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Entre los dirigentes que todavía mantienen el amarillo en su camiseta se abre la encrucijada entre rendirse ante las fauces del León o pelear por mantener la escencia macrista. Las elecciones en CABA del próximo 18 de mayo serán un termómetro de intenciones: tanto del electorado porteño como de los dirigentes de ambos espacios, que irán cada uno por su lado. Con este escenario, incluso se le abriría una puerta por la cual colarse al peronismo, en un territorio históricamente hostil como la Ciudad Capital. Leandro Santoro, de origen radical y hoy miembro de UP, se tiene fe.
La UCR y el eterno debate por la identidad
La batalla en la Unión Cívica Radical data de largo tiempo, y mantiene enfrentados a los sectores que responden a Martín Lousteau y Facundo Manes por un lado, y a Maximiliano Abad por el otro. Los primeros, nucleados en Evolución, se vienen mostrando cada vez más alejados del Gobierno, mientras que la UCR de Abad por ahora acompaña, aunque sin pintarse de violeta como sus ex compañeros de Juntos por el Cambio.
En la provincia de Buenos Aires, la del 40% del padrón, todavía se espera por la definición de las elecciones para el comité provincial, en la que ambos sectores se autoproclamaron vencedores. El ex intendente de Trenque Lauquen Miguel Fernández, candidato de Abad (actual jefe de la UCR bonaerense), se coronó enseguida, pero la Justicia Electoral ordenó votar de nuevo en algunas mesas por hallar irregularidades, luego de denuncias de fraude por parte de Evolución.
La última jugada del marplatense para retener el control del comité provincia fue la prórroga de los mandatos, hasta tanto se expida la Justicia. Cerca de Lousteau calificaron la extensión del mandato de Abad como "una nueva y desesperada maniobra para no perder el poder partidario". Además, remarcaron que se trata de "algo nunca visto en la historia del radicalismo". El fantasma de la intervención ronda de cerca al partido más antiguo de la Argentina.
Sin PASO: a la búsqueda de acuerdos o que vuele todo
Las internas en cada espacio parecen no tener fin. La suspensión de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias para los próximos comicios obliga a los partidos a dirimir sus diferencias puertas adentro y, cuando la pelea por el poder llega a niveles tan altos, puede pasar cualquier cosa.
Mientras tanto, el tiempo sigue corriendo y los plazos para definir candidatos se acortan. Cada espacio deberá limar asperezas y cerrar filas si no quiere quedar desperdigado en el inconmensurable mapa político actual de la Argentina. Las próximas semanas serán decisivas.