Tras la condena.

Cristina Kirchner, una mártir política en el centro del tablero

La ratificación de la condena por la Causa Vialidad reactivó una narrativa histórica en el peronismo. Cristina volvió a escena con un liderazgo indiscutido

17 de junio de 2025 - 08:26

La confirmación de la condena judicial contra Cristina Kirchner en el marco de la Causa Vialidad no sólo cristalizó su inhabilitación para ejercer cargos públicos, sino que también reconfiguró el tablero político del peronismo. Lejos de clausurar su influencia, el fallo de la Corte Suprema reactivó una narrativa que combina denuncia de proscripción, apelación a la resistencia y centralidad simbólica.

La exmandataria, formalmente fuera de competencia electoral, vuelve a ubicarse en el centro de la escena como figura aglutinante de un movimiento en búsqueda de cohesión interna y, al mismo tiempo, como referencia de un relato que recurre a la historia para interpretar el presente.

“Ni renunciamiento ni autoexclusión: acá hay proscripción”. El 27 de diciembre de 2022, Cristina Kirchner reapareció públicamente tras anunciar que no sería candidata en las elecciones ejecutivas de 2023, luego de ser condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos en la causa Vialidad. En ese marco, volvió a colocar en escena un término cargado de simbolismo político en la historia argentina, especialmente en el universo peronista.

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Desde entonces, la idea de una proscripción impulsada “desde el poder político” contra la expresidenta se convirtió en bandera de un movimiento dividido, que fue erosionando puentes entre las distintas tribus internas. En medio de disputas y disidencias, la única certeza compartida era la noción de una "persecución política", orquestada, según el relato kirchnerista, por sectores concentrados del poder económico y judicial.

En términos estrictos, la proscripción refiere a la inhabilitación legal para ejercer cargos públicos o presentarse como candidato, generalmente a partir de una sentencia judicial firme. Es, por definición, un acto que restringe los derechos políticos de una persona. El 10 de junio de este año, el Tribunal Supremo ratificó esa condena. “El martes, el triunvirato títere que funge como ficción de Corte Suprema de Justicia cumplió la orden de proscripción del poder económico contra mi persona, poniéndole un cepo al voto popular”, sostuvo CFK en referencia a un fallo que ella considera un parteaguas político e histórico.

Un día antes del pronunciamiento de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, Cristina encabezó el acto por el “Día de la Resistencia” en la sede del Partido Justicialista (PJ). Rodeada por referentes de todo el arco peronista -una imagen que no se veía desde hacía meses-, trazó un paralelismo entre la actualidad y aquella época signada por el Decreto 4161 que proscribió al peronismo en 1956, prohibiendo no sólo su partido y símbolos, sino incluso las menciones a Perón y Evita.

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“Lo que están preparando es cómo desarticular la organización popular y política que se va a producir" “Lo que están preparando es cómo desarticular la organización popular y política que se va a producir"

"La historia demuestra que más allá de las proscripción es que el pueblo se termina organizando en defensa propia. El pueblo siempre regresa. Tal vez con distintos nombres o formas, pero siempre hay un modo de organización popular y esta es nuestra obligación como militantes, pase lo que pase”, arengó CFK.

Salvando las distancias históricas, coyunturales y de escala, el kirchnerismo leyó la condena de Cristina Kirchner como un posible punto de partida para una etapa de revitalización política del movimiento.

Horas después del fallo, comenzaron a materializarse las primeras acciones: la unidad del peronismo detrás de la consigna Cristina Libre ” se instaló como narrativa dominante, tanto en el plano judicial como en el político. En este último, el discurso se trasladó a las calles, con una anunciada etapa de “resistencia peronista”, que aunque no contará —al menos por ahora— con Cristina en la boleta, la posiciona simbólicamente al frente de todas.

La martirización de Cristina

“Nosotros ahora tenemos a una persona prácticamente en el exilio. Cuando Perón estaba en el exilio, se consultaba con la persona de mayor experiencia. Hoy, en nuestro espacio político, esa persona es Cristina. Yo estoy a cargo como vicepresidente, pero la presidenta siempre va a ser ella”.

La frase del senador formoseño José Mayans, en la puerta del PJ, resume la percepción dominante en sectores del oficialismo. Aún sin cargos, Cristina sigue detentando el liderazgo estratégico del peronismo, ya sea desde el Instituto Patria, su departamento en Recoleta, Constitución -como ahora-, o cualquier otro espacio político.

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En la antesala de la sentencia, Fernández de Kirchner se reunió con Mayans en la sede nacional del Partido. Allí se delineó la hoja de ruta que ordenará la dinámica del PJ en los próximos meses. Pese a su situación judicial, la expresidenta continuará ejerciendo la conducción partidaria, mientras su nombre permanezca en el padrón. Mayans, hombre de su extrema confianza, asumirá un rol operativo, con contacto fluido con gobernadores y dirigentes.

Desde su entorno, se estima que, incluso bajo eventual reclusión, CFK tendrá un rol activo a través de redes sociales, entrevistas y mensajes dirigidos a la militancia. Desde su entorno, se estima que, incluso bajo eventual reclusión, CFK tendrá un rol activo a través de redes sociales, entrevistas y mensajes dirigidos a la militancia.

El fallo de la Corte consolida un proceso de martirización que, para el kirchnerismo, se inició el 1º de septiembre de 2022, cuando la entonces vicepresidenta fue víctima de un intento de magnicidio frente a su domicilio en Recoleta. En su raíz griega, la palabra mártir significa “testigo”. En el cristinismo, se refiere a quien da testimonio de su fe en tiempos de persecución, incluso a costa de la vida. Para sus seguidores, esto último representa Cristina Kirchner: una figura que, a pesar del hostigamiento judicial, persiste con firmeza en su papel político.

“La Biblia dice que hay que cuidar a las viudas y si encima está presa, todos los varones del peronismo van a cuidar a las mujeres”, dijo el ex secretario de Comercio kirchnerista, Guillermo Moreno, tras visitarla en su casa e insistió: “Nadie va a poder contradecirla”. En el peronismo saben que -hoy más que nunca- lo que diga la exmandataria “es palabra santa”. “Ahora, el tema es que rece antes de hablar”, lanzó un pesado del peronismo.

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Axel Kicillof, bajo la sombra de Cristina

Sin embargo, la centralidad de CFK también impone límites. El dictamen forzó una tregua interna -al menos momentánea- y redujo el margen de maniobra de dirigentes como Axel Kicillof. Desde La Plata, se había planificado una actividad territorial del Movimiento Derecho al Futuro, que fue cancelada para priorizar la organización de la movilización a Comodoro Py. “No es momento para la interna”, repiten desde distintos campamentos peronistas. Si bien hoy todos se concentran en el operativo ‘Cristina Libre’, por lo bajo se empiezan a gestar las conversaciones.

Desde el departamento en el barrio porteño de Constitución, lugar que eligió para pasar su condena, la titular del PJ piensa la estrategia con la que debe jugar el peronismo en las próximas elecciones. La intención sería federalizar la resistencia política con movilización territorial en todas las provincias desde las bases, con la militancia encolumnada detrás de una única bandera que lleva su cara. Para eso, le confió el control operativo del PJ nacional al senador formoseño José Mayans, quien será el vínculo con los gobernadores. Uno de los primeros a los que telefoneó fue a Kicillof.

En la discusión de la provincia de Buenos Aires el vocero de CFK será, sin duda alguna, su hijo Máximo, qué maneja(rá) la lapicera pejotista en una negociación interna que todavía tiene mucha tela para cortar y que es el terreno más complejo que deberá atravesar el kirchnerismo para tener a todos los soldados en la tropa.

“Hay que mantener vivo el diálogo que estuvo muerto”, confió una fuente cercana a la gobernación. Pero las incógnitas persisten: ¿Hasta dónde primará el diálogo?, ¿Cuánto está dispuesto a ceder Kicillof?, ¿Cómo impactará el fallo en la interna peronista? ¿Y qué lugar ocupará Cristina Kirchner en esta nueva etapa, entre la proscripción formal y el poder político real?

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