Luego de que el Senado rechazara por amplia mayoría el pliego del académico Manuel García Mansilla para la Corte Suprema, el Gobierno de Javier Milei insiste en sostenerlo en su cargo, para el cual juró tras ser designado por decreto. El asesor Santiago Caputo dijo que debe quedarse “contra viento y marea”.
A través de su alter ego de las redes sociales @mileiemperador, el asesor todopoderoso del presidente salió a bancar a García Mansilla, uno de los dos candidatos de Milei para la Corte. El otro, Ariel Lijo, no llegó a asumir.
“En otro orden de cosas, ver a la totalidad de la intelligentsiya (sic) del derecho (comunismo) en Argentina pidiendo la renuncia del Dr. Manuel García Mansilla refuerza la hipótesis de que debe quedarse en su lugar contra viento y marea”, posteó Caputo, dando a entender que la postura del primer mandatario es bancar al académico en su cargo, al menos hasta que venza el decreto, el próximo 30 de noviembre.
La "Intelligentsia" de Argentina
El término “intelligentsiya” (según todos los diccionarios, le sobraría una “y”) al que hace referencia Caputo, refiere a “una clase social de intelectuales que se dedican a actividades creativas y mentales. Se caracteriza por tener intereses, funciones políticas y sociales distintos a los del gobierno”.
Lo que vienen alertando distintos expertos en la materia sobre el caso de García Mansilla, es el riesgo de que el Poder Ejecutivo pueda nombrar eternamente por decreto a los jueces de la Corte Suprema, y pueda renovar sus mandatos, también por decreto, una vez por año. Todo sin apoyarse en el Congreso Nacional, y debilitando la división de poderes que establece la Constitución.
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Piden que García Mansilla no firme sentencias como miembro de la Corte Suprema
El Juez Federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla, emitió esta semana un fallo en el que prohíbe al cortesano puesto por decreto firmar cualquier tipo de sentencia como miembro del máximo tribunal.
En ese sentido, Ramos Padilla defendió la medida cautelar dictada desde su juzgado. "Se dictó una medida cautelar que tiene plena vigencia y debe ser acatada. No hay margen de discrecionalidad cuando la Constitución está en juego", sostuvo.
Con un tono tajante, el juez subrayó que la Corte no está por encima del sistema jurídico. "Un juez de la Corte, como cualquier ciudadano argentino que va a un tribunal, tiene que acatar las decisiones que se disponen", dijo. Y lo reforzó con una metáfora provocadora: "Los jueces de la Corte no tienen sangre azul".